lunes, 5 de abril de 2010

origen de los Uros



ORIGEN DE LOS UROS


ETIMOLOGIA:


El término UROS proviene de la palabra aimara "QHANA URU", qhana quiere decir CLARO; uru significa DÍA, por lo tanto significa día claro.


"URI" que significa INDÓMITO, CHUCARO, BRAVO, por lo que los uros fueron URI URUS, es decir hombres indómitos, claros y salvajes, descendían de un grupo étnico llamado "QAPI", cuya lengua era el PUKINA, que se extinguió, actualmente los habitantes de los Uros hablan el aimara.


RECOPILACIÓN HISTÓRICA DE LOS UROS


La historia de los Uros auténticos se remonta hasta la prehistoria, es decir antes de la cultura incaica, antes del siglo V. JEAN VELLARD (etnólogo francés), realizó estudios sobre los uros en 1952, llegando a la conclusión de que los uros vivían en el lago Titicaca antes de los incas y los uros auténticos existieron hasta fines del siglo XVII, describe a estos seres como: "Es un mundo aparte, la vida libre de la recolección, los uros primitivos estaban convencidos que tenían sangre negra y por eso no se podían ahogarse ni sentir el frío del lago, las noches frígidas del invierno, ni las neblinas heladas que penetran a los hombres"


JEAN VELLARD Y JOSÉ MATOS, del Instituto de Estudios Andinos y de la Universidad Mayor de San Marcos (etnólogos), realizaron un estudio de: "La Historia de las costumbres de las mas viejas TRIBUS pre incaicas" y concluyen en que: " Los indios uros se distinguen del tipo común del indio andino, por la forma alargada del cráneo (dolicocéfalos), fueron los primeros en llegar al lago Titicaca desde el norte".


El arribo de los aimaras entre los siglos VI al XI, que fundaron la cultura TIAHUANACO, estrechó en las riberas del lago a los uros. En el siglo XII llegaron los "QUECHUAS", después de los aimaras que dieron la dinastía al imperio de los incas, que despojaron a los uros hasta las islas lacustres.


Desde entonces los uros quedaron dueños del agua y de los pantanos donde crece la totora, los uros se aferraron a la totora y llegaron a perfeccionarse en el aprovechamiento de la misma, conocieron las propiedades curativas de la totora, las propiedades de flotación de la raíz de ésta, aprovecharon como alimento, también emplearon para la Construcción de sus islas, viviendas y balsas (medio de transporte). Aprendieron el uso del "TIMÓN" y la "VELA" y se convirtieron en verdaderos fenicios del lago Titicaca.


La "SIMBIOSIS" uros-lago es perfecta, según las viejas crónicas "Los uros se alimentaban de la totora y de sus raíces, era el único sustento vegetal (Sip'i), complementando con peces, carne de aves y huevos. La raíz resecada reemplazaba al tubérculo la papa, la misma molida reemplazaba a la harina".


Según la revista "NUEVA YORK", que publica una interesante información sobre la etnología peruana:


"Los últimos vestigios de razas americanas primitivas de sur América sólo tienen menos de 200 representantes en tierra de fuego. La vieja raza de los uros en la riberas del Titicaca a 3835 msnm, una de las antiguas culturas peruanas que está también próxima a sucumbir". Los uros primitivos eran hombres bárbaros, aislados, sin limpieza, semidesnudos, por ello los aimaras les denominaban los "CHUCHI JAWSIRINAKA" es decir hombres que llamaban la granizada. Según CARLOS TOR, manifiesta sobre los uros:" Fue la primera ola civilizadora que se instaló en el altiplano, a la que siguieron los aimaras que fueron muy crueles en su conquista. Después de la invasión aimara, llegaron los "quechuas" al altiplano y ya en esos tiempos, los uros estaban casi diezmados y confinados a vivir en el lago Poopó (Bolivia).


SUMAQPERU.COM: Los pobladores de las islas de los Uros se denominan a sí mismos kotsuña, "el pueblo lago", y sus orígenes se remontan a épocas anteriores a los incas. Algunos estudiosos sostienen que provienen de una migración directa desde la Polinesia, y que constituyen un grupo humano con un origen independiente al que fue ocupando América del Sur. El grupo étnico, diferente de los aymaras y de los quechuas, es denominado de "Kot-suña", quienes antiguamente hablaban el Pukina.


Se piensa que el primer local donde se instalaron fue en las márgenes del Lago Uro-Uro, en lo que actualmente es territorio boliviano. Posteriormente, huyendo del asedio de los conquistadores incas, encabezados por Pachacutec se refugiaron el las islas flotantes. Los pobladores con el tiempo fueron perdiendo la pureza étnica, mezclándose con los quechuas y con los aymaras, habitantes de las márgenes del Lago Titicaca. En 1970, murió la última mujer uro. Por esto los habitantes actuales de las islas flotantes todavía practican algunas de sus tradiciones ancestrales, pero con significativa influencia aymara.


Se presume que el pueblo que habitó Los Uros descendía de los Pukinas, una de las comunidades más antiguas de América. Los Uros se consideran dueños del lago y del agua; además, dicen tener la sangre negra debido a lo cual no podían ahogarse ni sentir frío en las noches de invierno. Actualmente, existe un archipiélago de más de 40 islas, cada una de ellas habitada por 50 personas, siendo la Uros Chulluni la más grande. Otras como Santa María, Paraíso, Toronipata son las más visitadas por los turistas. En éstas hay escuelas, museos de posta médica, etc.


Sus habitantes se extinguieron hace más de medio siglo en Iru Itu, anclada en un oleaje de totoras, cerca de Anko Aké. Los uros del Titiqaqa ya no existen. Nunca más sus balsas surcarán el agua azul ni sus redes aprisionarán al suche de plateado vientre. Hoy sólo queda su espíritu atomizado en el lago navegable más alto del mundo.


Según sus leyendas ellos pertenecían a la primera tentativa de humanidad hecha por los dioses y se llamaban a sí mismos los kot'suns, los seres del lago. Su origen de mito motivó el desprecio de qechwas y aimaras que al mismo tiempo los veneraban y temían. Para sus vecinos los uros eran brujos de nacimiento, dotados de mágicos poderes. Algunos, como los ilakates, les llevaban ofrendas una vez al año para evitar la cólera de sus deidades protectoras.


El hecho de creerse prohombres los convirtió en parias. Los uros prefirieron la soledad de la puna al contacto de la civilización. Confinados en una isla de tiempo, su idioma, sus mitos y sus usos fueron los mismos de hace miles de años. Eran altivos y afirmaban ser los Kota Hake, los amos del pantano, en oposición a los terrestres o Wana Hake. Su extremo racismo les impidió unirse a otros pueblos.


Jean Vellard menciona su increíble fortaleza física. A 3800 metros de altura, sus mujeres andaban con los brazos y las piernas desnudas. Ningún sombrero las protegía del abrasador sol de la puna, del viento y del frío que trascendía las interminables noches de invierno. Las prolongadas sequías acortaron paulatinamente su ciclo vital. Los más jóvenes emigraron. Sólo quedaron los ancianos que no pudieron franquear la barerra de tradición que los marginaba.


"El tiempo ha sido malo", le dijeron a Vellard con profunda tristeza. "El frío ha aniquilado todo. Qué vamos a hacer. En los pantanos secos ya no hay suche, no hay más huevos de ave. Si este año no llueve moriremos."


La sequía ha terminado. En los últimos años el Titiqaqa ha vuelto a su nivel normal. La pampa del Desaguadero está llena de agua. Los pájaros y los peces han vuelto. Sólo los uros no volverán jamás. Jean Vellard, cuando fue Director del Instituto Francés de Estudios Andinos en el Perú, les hizo frecuentes visitas durante diez años, aprendiendo el idioma uro. En sus escritos se siente el alma de esta raza extinta en toda su poética grandeza.


"Nosotros no somos seres humanos", la voz metálica del uro Manuel Inta golpeó el tambor del aire hacíendolo pedazos. "Somos los kot'suns, la gente del lago. Antes de los Inkas, mucho antes que Ta Ti Tu, el gran Padre del Cielo, creara a los qechwas, aimaras y blancos, antes que el sol alumbrara el mundo, cuando la tierra se encontraba en media oscuridad, sólo iluminada por la luna y las estrellas, cuando el Titiqaqa se extendía hasta las últimas fronteras de la puna, nuestros antecesores ya estaban aqui."


"Nosotros no somos seres humanos, continuó. Nuestra sangre es negra y no podemos ahogarnos. No sentimos el frío cortate del lago en las noches de invierno. La húmeda niebla que penetra a los seres humanos y los hace morir no nos hace daño. Ningún rayo puede herirnos. No hablamos el idioma de los seres humanos y ellos no nos entienden. Somos un pueblo singular, muy antiguo, los kot'suns, el pueblo del agua."


Los uros vivían de la recolección, la caza y la pesca. Pero, en realidad, no eran auténticos pescadores. Nunca se internaron lago adentro aunque pescaban de noche, alumbrándose con antorchas que atraían a los peces. Recolectaban raíces dulces, huevos de paloma y pequeñas conchas comestibles. Los qechwas y aimaras no les dejaron dedicarse a la agricultura y estancaron su proceso histórico.


Los techos de sus chozas eran de paja y tenían la forma de una quilla. Alfombraban el piso con esteras de totora. Usaban una frazada de coloridos retazos para cobijarse. No conocieron la cerámica ni la textilería. Los hombres vestían camisa y pantalón de bayeta, una túnica de lana y sombrero de grandes alas. Hacían comidas en honor de los muertos, los enterraban de noche y quemaban sus ropas para alumbrar su viaje sin retorno.


Los muratos del Poopo, los uros del Desaguadero y una parte de los pescadores del Titiqaqa de mediados del siglo pasado, eran sus descendientes. Los llamados uros actuales viven en islas flotantes y conservan la forma de sus viviendas pero no hablan uro ni conocen sus creencias y costumbres.


Los verdaderos uros, de orgullosa estirpe, fundadores del mundo al decir de sus mitos, eligieron la soledad. Apegados al lago que les dio vida guardaron con celo su original cultura. Nadie pudo vencerlos excepto la muerte que ha borrado sus rastros de la faz de la tierra. Sus últimos años trascurrieron sin dejarse sentir en la altura inhóspita, donde poco a poco la estrella de tiempo que alumbró en su sangre se apagó para siempre.


Esta es una campaña cívica con los textos de Alfonsina Barrionuevo.

domingo, 4 de abril de 2010

diapositivas del trabajo de los quechuas en el altiplano de Puno

http://docs.google.com/present/edit?id=0AV-IInE8eBbIZGNmcW5xajlfMjIxZHY3cmJzZDc&hl=es

En este link se puede observar el trabajo realizado que lleva por nombre " los quechuas en el altiplano Puneño" realizado por los alumnos del septimo semestre de la UNA - Puno Curso: negocios por internet

Integrantes:
Accarapi Ccalla Oswaldo
Barra Ramos Yobana Kattya
Choque Chalco Bertha
Mamani Terroba Kyhara
Quispe hinojoza Lourdes
Segura Caarion Cynthia

sábado, 27 de febrero de 2010

La Cerámica de Pukará – Puno

“Legado Milenario”

“Hugo Lope se despierta temprano, no toma desayuno, va directamente a revisar como va el trabajo, prepara la “masa”, se cerciora de que los moldes estén secando correctamente y revisa que el horno este listo para su próximo uso. A veces no hay nada que hacer, son momentos generalmente cortos, pero le sirven para leer o tan solo para recordar. La tarde que lo conocí, el sol caía sobre su patio e iluminaba todo su trabajo, mientras hablaba acerca de lo que hacia, uno reconocía atisbos de experiencia, arduo trabajo y recuerdos de una tradición amplia dentro de su familia.”

Pukará es una pequeña ciudad que se encuentra hacia el noroeste de Puno. Tan solo 2 horas de viaje en “combi” dividen la capital del departamento con la ciudad que es famosa por los “Toritos de Pukará.” Con un poco de suerte puedes ir acompañado del tren que va al Cusco corriendo al costado de la carretera, todo lo demás son montañas y grandes áreas cubiertas por “ichu” que en algunas zonas es la única planta capaz de adaptarse al intenso frió. Lo primero que se siente al llegar a Pukará es ese viento helado característico del altiplano, ese viento que te advierte que estas a mas de 3500 metros de altura, la plaza de armas como siempre, al centro de la ciudad, plaza que se encuentra coronada, además, por una iglesia católica. La municipalidad se encuentra al otro lado de la plaza y esta adornada con una gran figura del “Torito de Pukará” y un sacerdote antiguo realizando un sacrificio humano (anexo 1), las calles son angostas y la mayoría de tierra, es un lugar apacible, tranquilo, silencioso.

Pukará, a mi parecer, es una cultura que fue algo relegada, cuando hacemos una comparación entre las culturas que existieron por estas zonas, generalmente Tiwanaku es el nombre que muchos mas recuerdan. Sin embargo tuvo una importancia cultural amplia dentro de la zona del altiplano circundante al Lago Titicaca, su desarrollo en cerámica fue bastante avanzado y esto lo convierte en una fuente de inagotable conocimiento pero que desgraciadamente será perdido si no tomamos conciencia y lo guardamos, cual rey Midas guardaba su oro. La cerámica Pukará se diferencia de otras por la forma y técnicas que utilizaban, técnica que aun perdura y que tuve tiempo de comprobar; esta cerámica estaba y esta hecha con arcilla tamizada que los pobladores consiguen de manera natural y la cual mezclan con piedra molida o arena para lograr la contextura y color deseados o un efecto llamado “vidriado”. Durante la época Pukará antigua los colores de la mezcla que luego se convertiría en una taza, plato o vasija variaban entre el rojo oscuro hasta el marrón, luego estas cerámicas serian pintadas con amarillo, negro, gris y rojo diferenciados por finos surcos incididos en la cerámica.

Según la mayoría de arqueólogos, la cultura Pukará tuvo su apogeo más o menos entre el 300 ó 200 a.C. hasta el 500 d.C. Si bien es cierto, la cultura Pukará estuvo, en promedio, unos 2000 años en el altiplano, se entiende que los primeros fueron su asentamiento y nacimiento cultural, mientras que los últimos fueron de decadencia hasta la llegada de los Incas que cubrieron esta área dentro de su territorio.

Durante la época “dorada” Pukará, la cerámica junto a la escultura lítica fueron lo más sobresaliente, la escultura lítica estaba basada en dioses y rituales; conformada por imágenes geométricas y formas de felinos, sapos y peces; además, algo repetitivo es el “devorador” o “degollador”, que es el tallado de una figura antropomorfa con un cuchillo en la mano y una cabeza en la otra, esto representaría los rituales Pukará; como en todo pueblo y cultura Peruana pre hispánica esto fue realizado para que los sacerdotes mantuvieran su status social mediante el miedo infundido en los habitantes. La cerámica destaca principalmente por su diseño, técnica y acabados; los Pukará desarrollaron cerámica en torno a sus creencias, esto provoco que tuviera motivos mitológicos, la forma felina fue la mas difundida y eso se puede observar en el pequeño museo localizado al costado de la iglesia. La figura del felino se puede observar en la cerámica que podemos catalogar como “principal” y que probablemente perteneció a los sacerdotes (anexo 2).

Dentro del resto de cerámica encontramos ollas, tazas, cantaros, cuencos y platos; estos habrían sido utilizados en la vida diaria de sus pobladores y formarían parte de las pertenencias de una persona común dentro de la sociedad Pukará.

En el museo tuve la oportunidad de observar, entre la cerámica antigua, un camélido, este habría sido utilizado para cuestiones ceremoniales y en torno a el se basa la aparición del “Torito”. Luego de la llegada de los Incas ocurrió lo que es una generalidad dentro las conquistas, una mezcla e intercambio de culturas, los sometidos aceptan lo que los dominadores dictan pero a su vez, los dominadores toman lo que pudiera servirles mas adelante. Es asi como los Incas, los alfareros en sí, mejoran este camélido (¿llama, vicuña, alpaca, guanaco?). Utilizando el mismo procedimiento que los Pukará, moldean una figura de un camélido y la disponen para sus rituales, rituales en el que este camélido era llenado con alguna bebida alcohólica y formaba parte importante dentro de la ceremonia. Con la llegada de los españoles y la subsiguiente animadversión hacia la religiosidad y rituales naturales de los Incas y de la región altiplánica, este camélido fue uno de los afectados. Los conquistadores piden a los pobladores incas que dejen de hacer ese ritual o que, mejor aun, hagan un ritual utilizando un toro, el cual era parte de una difusión mas extendida en España y por consiguiente demarcaba la cultura española y adhería esta a la inca. Los incas a su vez para no ser sometidos a un eventual castigo adoptan al toro pero le añaden elementos andinos, el orificio en la espalda del toro (para las bebidas alcohólicas) y en algunos casos hojas de coca; esto aseguró su permanencia dentro de los ritos andinos.

Actualmente la cerámica Pukará es reconocida a nivel mundial por “El Torito de Pukará”, mi curiosidad provoco largas horas de espera, en busca de alguno de los realizadores de este tipo de cerámica, cuando pregunte por el más reputado el nombre que salto fue el de la familia Lope.

Don Hugo me hace pasar hacia el lugar donde se encuentran los moldes, me muestra algo reticente su horno y la mezcla que utilizo aquella mañana para hacer los toritos. Me cuenta muchas cosas mientras yo apurado tomo nota de cuanto puedo, luego tratare de recordar detalles que pudieron haber pasado por alto.

Como dije antes la cerámica Pukará ahora esta representada por los toritos, entre otras cosas, también encontramos vasijas y platos, pero no mucha gente los hace. En vista de esto, me aboque a averiguar todo acerca del torito.

La familia Lope lleva 3 generaciones haciendo “Toritos de Pukará”, al menos eso recuerda Don Hugo, su padre le enseño el arte que a su vez había aprendido de su abuelo. Don Hugo es aun joven, “Tengo 46 años” me dice en tono amable, y añade “Llevo 40 haciendo toritos”. Eso me hace pensar, este hombre aprendió el arte cuando aun era un niño y ahora transmite ese conocimiento hacia sus hijos y algunos allegados. Con un libro, algo de recuerdos y grandes nubarrones oscuros que anuncian la pronta lluvia me narra algo de historia y la forma en que hace los “Toritos de Pukará”.

Al parecer el nacimiento “original” de los toritos no seria exactamente Pukará, existe una comunidad cerca de allí llamada Checa, sus habitantes tuvieron, hace mucho tiempo, la costumbre de hacer los toritos, este habito se fue perdiendo poco a poco hasta casi desaparecer, el abuelo de Don Hugo recupera algo de eso y su padre los mejora hasta lograr una perfección que se nota al momento de comparar. Tanto el abuelo como el padre de Don Hugo realizaban el trabajo más por amor al arte que por una cuestión económica. Sin embargo ahora, el torito es una fuente de ingresos para la Familia Lope y para muchos otros pobladores de Pukará y quien sabe algunos en otros lugares mas. Los torito de Checa son también conocidos como “pataiclavo”, la diferencia radica en las patas largas a comparación de una simetría mejor lograda en Pukará. Los moldes para hacer el “Torito de Pukará” generalmente se dividen en 6 fracciones, una para la cara, otra para la panza, para la cola, los enjalmes (o costados) que son dos y uno para la frente, esto se une y se forma el torito. Dentro de los materiales encontramos que todo es absolutamente natural, lo utilizado es proporcionado por la naturaleza. La arcilla es extraída de dos lugares principalmente; las riveras de un rió que esta cerca y de un poblado que se llama Kojra, la zona de extracción se llama Iquilo. El torito, además, es pintado de forma variada, según me cuenta Don Hugo, todo lo que el utiliza para pintarlo se encuentra suelto en la naturaleza y solo hay que recogerlo y hacerle algunos “cambios” para utilizarlo. El torito se hace mezclando la arcilla tamizada con arenilla roja, la cual se encuentra escarbando la tierra en Pukará, eso le da el color característico al torito (anexo 3). Se coloca en los moldes y se hace fluir la mezcla sobrante, de tal manera que el torito queda hueco por dentro. Se deja secar al sol durante unas horas y luego mientras aun esta húmedo se le añaden los adornos característicos, rosetas en el pecho y frente, cola sobre la parte posterior del lomo, hojas de coca o espiga de trigo en la parte superior de las patas delanteras y la lengua afuera, esto según me contaron se debía a que cuando ocurren las corridas de toros, el toro es literalmente emborrachado para que sea mas agresivo, el alcohol ingerido producía cierto picor en la lengua del toro y a su vez este trataba de rascarse contra su nariz. Luego de eso se procede al pintado, el rojo se consigue de la tierra, de algo llamado Tacco, el cual es como una arenilla que hay q moler y tamizar; el verde de las rosetas se consigue de una piedra verde y el blanco de una piedra de color blanco, ambas molidas y conseguidas escarbando en la tierra, al parecer el color verde y blanco se daría debido a ciertas condiciones dentro de la tierra (probablemente la acción de ciertos minerales), el negro se consigue utilizando tierra oscura y mezclado con “relave”, obviamente Don Hugo, que ya es un experto, conoce las medidas y los tiempo exactos para hacer mezclas extraordinarias; luego de adornado y pintado, el torito es colocado en el horno, el cual oscila entre 850º a 900º y se mantiene allí durante 3 horas. La técnica del vidriado consiste en derretir plomo hasta lograr la evaporación del todo lo liquido y quedarse solo con una fina arenilla, esta será mezclada con la piedra verde molida. Incluso, según observe, se pueden hacer toritos “vidriados” enteramente (anexo 4), mezclando el plomo con arcilla y piedra molida. Una vez terminado el torito se ve compacto y muy sólido, si le cae agua no se hecha a perder y no es tan frágil como se ve.

He compartido una tarde tranquila y bastante instructiva en casa de los Lope, me he reído y asombrado mas de una vez. Los niños se apuran a sacar todos los toritos que tienen a mano, como si de trofeos se tratase, para que yo pueda fotografiarlos. Salgo de la casa de Don Hugo bastante satisfecho de haber logrado mi objetivo, me despido de su esposa e hijos y ellos me sonríen amablemente mientras estrechan mi mano, yo les agradezco y me alejo por esas calles estrechas que me gustaron tanto cuando recién llegué.

El legado Pukará me deja perplejo por la cantidad de años por los que pasó y supo perdurar, sin embargo, ahora se pierde poco a poco. ¿Quien sabe?, quizás en algún punto alguien de la generación Lope no tendrá la misma predilección por el arte de hacer toritos y esto quedara olvidado como tantas cosas que hemos olvidado ya. Valorar nuestro patrimonio cultural y material incluye y nos compromete el reconocernos como peruanos, poseedores de un valor extraordinario y una historia y pasado esplendidos e innegables que deben perpetuarse.

EL RETO DEL ESPACIO Y EL CLIMA ALTOANDINO

La mayor cantidad de "zonas de vida" en el Perú (64 de las 84 existentes) se ubican entre las regiones naturales "yunga" y "janca", es decir en los niveles medio y altos de los Andes. Debido a esa diversidad, la mayor parte de las culturas andinas se asentaron en estos ecosistemas, domesticando plantas y animales y manejando adecuadamente los recursos naturales.

Sin embargo, las variaciones climáticos en estas regiones naturales son muy severas. Dadas las complejas relaciones entre la altitud, latitud y las masas de aire que fluctúan desde las vertientes occidental y oriental de la cordillera, se suceden períodos de sequía, fuertes lluvias, inundaciones y heladas. Dentro de una misma región natural y dependiendo de su altitud y su ubicación frente al sol, los microclimas varían, sufriendo los cambios impuestos por el macroclima cuando éstos se producen. Por contraste, el clima en la costa, selva alta y baja tiene menor fluctuación en el tiempo.

En ese contexto, las culturas altoandinas para sobrevivir y alimentarse, tuvieron que desarrollar una tecnología adecua a los múltiples ecosistemas y capaz de prevenir y enfrentar los riesgos climáticos. Esta tecnología llegó a predecir los cambios en el tiempo en base a observaciones astronómicas y ecológicas y a modificar artificialmente los microclimas para reducir las variables aleatorias, adaptando a éstos las variedades vegetales y animales más adecuadas.

Culturas regionales pre-incas como Chavín en el norte, Tiawanaku en el altiplano sureño, Wari en el centro, entre las más importantes, desarrollaron durante varios siglos las bases de la tecnología altoandina para el manejo de los ecosistemas y del riego climático.

Fueron los incas, sin embargo, quienes debido a su expansión imperial en territorios comprendidos en lo que es hoy el norte argentino y el sur colombiano, capaces de sistematizar y expandir los aportes de las distintas culturas regionales que conquistaron.

El conocimiento acumulado por los científicos e ingenieros incas les permitió enfrentar los múltiples retos del espacio andino, asegurando la alimentación para una población de más de 10 millones de personas y legitimizando su poder político.

RUPTURA Y RECUPERACION DEL CONOCIMIENTO ANDINO

Uno de los impactos más negativos de la conquista española en el Perú fue precisamente la desarticulación del sistema inca de información y conocimiento acumulado por siglos. La llamada "extirpación de idolatría" se concentró en la eliminación sistemática de los sacerdotes, amautas, ingenieros y quipucamayocs incas, destruyendo el sistema, pues estaba basado en la tradición oral.

La ruptura del sistema político y educativo centralizado del imperio, impidió continuar con el proceso de sistematización y experimentación que hemos descrito. La imposición de un sistema político, económico y cultural diferente, basado en realidades menos complejas y diversas, modificaron sustancialmente el uso del espacio y de sus recursos naturales.

Por ejemplo, se abandonó el uso complementario de los pisos ecológicos al priorizar sólo los valles y se talaron los bosques en función de la explotación minera. Los andenes, los sistemas de riego y las obras de infraestructura que requerían de apoyo estatal fueron abandonadas, en beneficio de otras prioridades.

Desafortunadamente, esta política tecnológica impuesta por la Colonia, continuó vigente en la República, aún hasta hoy. El resultado es el creciente deterioro de los recursos naturales en las laderas y praderas altoandinas, al incremento de los desastres naturales (huaycos, inundaciones, sequías) antaño previsibles y la cada vez mayor erosión de los recursos genéticos. El impacto de estos factores negativos en los bajos rendimientos de cultivos y crianzas es evidente, lo que trae consigo la pobreza rural, la inseguridad alimentaria y la migración temporal o definitiva de los campesinos hacia las zonas urbanas en busca de trabajo.

La reforma agraria de 1969, si bien eliminó a la gran propiedad terrateniente, no cambió el patrón tecnológico impuesto. Se mantuvo la prioridad de inversiones en la costa y en la selva, descuidando el manejo sostenible de las cuencas altoandinas y marginando a las comunidades campesinas. Cuando en años recientes (1985 _ 1988) se priorizó la atención al llamado "trapecio andino" para enfrentar la pobreza y la violencia, social, se concentró el esfuerzo en subsidiar créditos e insumos agroquímicos, sin resultados positivos.

A pesar de esta situación, "...una parte significativa de la base conceptual y empírica de la tecnología andina se conserva en la práctica de las comunidades campesinas en los Andes... como resultado de diferentes contextos socio-culturales y de universos agroclimáticos variados" (Earls, 1989:15). En efecto, los principales elementos tecnológicos andinos superviven en el saber campesino, aunque dispersos y asistemáticos. Como antes, son conocimientos transmitidos de generación en generación para sobrevivir en las duras condiciones climáticas y espaciales andinas.

Pero carecen de registros consistentes y de un sistema alternativo de centralización de la información y la investigación tecnológica que demuestre su validez, perdiendo legitimidad frente al "conocimiento oficial". Tampoco existe un sistema de planificación que tome en cuenta la metodología sistémica y holística antes descrita.

Es evidente que el marco político e institucional actual es radicalmente diferente al existente en el incanato y no es posible que vuelva a crearse algo parecido. La presencia del mercado, los movimientos sociales emergentes, la descentralización política y administrativa en curso añaden dosis de complejidad al eterno reto del espacio andino que deben ser tomados en cuenta.

EL ESPACIO ANDINO Y SU DIVERSIDAD ECOLOGICA

Para entender las bases de la agricultura andina, es preciso conocer el espacio donde ésta se desarrolló como respuesta cultural y productiva a los retos impuestos por el medio ambiente.

Si bien la cultura andina se extendió en lo que hoy es el territorio de varios países sudamericanos, su origen histórico estuvo en el Perú. Ello no fue casual. En el Perú se concentran la mayoría de los microclimas y zonas de vida existentes en el planeta, dando lugar a una variada fauna y flora. Pero también se manifiestan en forma externa las más diversas inclemencias climáticas en un territorio accidentado y agreste.

Por su localización geográfica dentro de la zona intertropical (entre 0° y 18°21´ al sur de la línea ecuatorial) al Perú le debería corresponder un clima cálido, húmedo y lluvioso. Sin embargo, la presencia de la cordillera andina (la única cadena de alta montaña cuyo eje es transversal a la línea ecuatorial), la circulación anticiclónica del Pacífico Sur y la presencia de la Corriente Peruana o de Humboldt, de aguas templadas y del Niño, de aguas cálidas, han modificado sus condiciones climáticas y dado origen a una variedad que va desde el tropical cálido de la costa norte y la amazonía, hasta los glaciares y las punas de la cordillera, pasando por las zonas desérticas de la costa y los valles templados interandinos y costeños.

La combinación de latitud respecto al Ecuador y la altitud respecto al nivel del mar, unido a las masas de aire provenientes del Pacífico y del llano amazónico, originan una amplia variedad de microclimas. De acuerdo a la clasificación de L.R. Holdrige (1947) en el Perú se encuentran 84 de las 104 zonas de vida existentes en el mundo. Cada "zona de vida" es una particular combinación del clima y las formaciones vegetales adaptadas, que dependen de la biotemperatura, la precipitación y la humedad ambiental.

Esta diversidad climática unida a la variedad de los recursos naturales es la base de la diversidad ecológica, expresada en la flora y la fauna del país. Según Antonio Brack, en el Perú se utilizan 3,140 especies de plantas nativas, de las cuales 1,005 son cultivadas y 2,135 son silvestres (Brack, 1994). En el mundo, el Perú ocupa el primer lugar en variedades de insectos y el segundo en aves, la mayoría ubicados en la amazonía.

Los microclimas y las "zonas de vida" se encuentran dentro de los "pisos ecológicos" que existan desde el nivel del mar en el occidente hasta los llanos amazónicos en el oriente, pasando por las distintas altitudes de la Cordillera de los Andes. Según el Dr. Javier Pulgar Vidal, esta distribución altitudinal y transversal da origen a ocho regiones naturales.

-Región "chala" o costa, entre el nivel del mar y los 500 m. de altitud, de clima árido en el desierto y templado en los valles bajos.

-Región "yunga" entre los 500 y 2,300 m.s.n.m. En la vertiente occidental de los Andes y entre los 1,000 y 2,300 msnm en la vertiente oriental, de clima templado.

-Región "quechua" entre los 2,300 y 3,500 m.s.n.m, tanto en las vertientes occidentales y orientales de los Andes, de clima templado en verano y frío en invierno.

-Región "suni" entre los 3,500 y 4,100 m.s.n.m. en ambas vertientes, de clima frío permanente.

-Región "puna" entre los 4,100 y 4,800 m.s.n.m. de clima muy frío.

-Región "janca" correspondiente a las cumbres andinas, cubiertas por hielo y nieve permanente, clima polar.

-Región "rupa-rupa" o selva alta, en el pie de monte oriental andino, entre 1,000 y 400 m.s.n.m. de clima cálido tropical.

-Región "omagua" o selva baja amazónica entre los 400 y 80 m.s.n.m., de clima cálido y húmedo.

¿que es thaya?

El viento es considerado una deidad andina en la comunidad de Conima es conocido con el nombre de “anqari” sin embargo en el sector de las comunidades aymaras es conocido con el nombre de wayra; considerado como el hermano menor del granizo y de la helada; bien sabido es que la dualidad es una de las bases del mundo andino manifestándose también en esta deidad: tenemos lo que es el orqo thaya(viento macho), siendo ese el mas fuerte proveniente del lado boliviano, y el qachu thaya (viento hembra)los cuales reciprocan constantemente con la comunidad humana y con los elementos naturales del pacha conima.

El viento es uno de los elementos mas importantes en lo que es la cosecha ya que los pobladores necesitan de el para ventear (khuyuña) sus productos, incluso es considerado caprichoso ya q cuando se le necesita nunca viene es por eso q se crea otra costumbre para que el viento venga es invocado por los obladores ofreciendo una joven para el, yasi emparentar haciéndolo yerno de la comunidad, si la joven no es de su agrado el viento no viene y es necesario ofrecer otra para que venga.

Hay diferentes tipos de viento como los hay de lluvia, granizada y de helada.

Los vientos en epoca de chacra son suaves brisas q parecen bailar con las plantas cuando están en pleno florecimiento ayudando a su crecimiento.

Muyu thaya (remolino de viento) la presencia de vientos incrementa en los meses de julio y agosto volviéndose mas caprichosos e incluso causndo daño llevandose los echos de las casas de paja es asi que existen variedad de vientos con diferentes comportamientos, dentro de ellos tenemos el saijra thaya (mal viento) que traen consigo enfermedades y se manifiestan en forma de pequeños remolinos, tambien tenemos el thaya kipu(viento fuerte y muy especial), ventarron, cuando se esta empezando la chacra y este viento se manifesta es necesario suspender el trabajo ya que anuncia la venida de relámpagos y de lluvias que pueden hechar a perder la labor.

El viento conversa mediante sus señas en las diferentes epocas y en los diferentes ayllus para ejecutar y facilitar las actividades cotidianas.