Uno de los impactos más negativos de la conquista española en el Perú fue precisamente la desarticulación del sistema inca de información y conocimiento acumulado por siglos. La llamada "extirpación de idolatría" se concentró en la eliminación sistemática de los sacerdotes, amautas, ingenieros y quipucamayocs incas, destruyendo el sistema, pues estaba basado en la tradición oral.
La ruptura del sistema político y educativo centralizado del imperio, impidió continuar con el proceso de sistematización y experimentación que hemos descrito. La imposición de un sistema político, económico y cultural diferente, basado en realidades menos complejas y diversas, modificaron sustancialmente el uso del espacio y de sus recursos naturales.
Por ejemplo, se abandonó el uso complementario de los pisos ecológicos al priorizar sólo los valles y se talaron los bosques en función de la explotación minera. Los andenes, los sistemas de riego y las obras de infraestructura que requerían de apoyo estatal fueron abandonadas, en beneficio de otras prioridades.
Desafortunadamente, esta política tecnológica impuesta por
La reforma agraria de 1969, si bien eliminó a la gran propiedad terrateniente, no cambió el patrón tecnológico impuesto. Se mantuvo la prioridad de inversiones en la costa y en la selva, descuidando el manejo sostenible de las cuencas altoandinas y marginando a las comunidades campesinas. Cuando en años recientes (1985 _ 1988) se priorizó la atención al llamado "trapecio andino" para enfrentar la pobreza y la violencia, social, se concentró el esfuerzo en subsidiar créditos e insumos agroquímicos, sin resultados positivos.
A pesar de esta situación, "...una parte significativa de la base conceptual y empírica de la tecnología andina se conserva en la práctica de las comunidades campesinas en los Andes... como resultado de diferentes contextos socio-culturales y de universos agroclimáticos variados" (Earls, 1989:15). En efecto, los principales elementos tecnológicos andinos superviven en el saber campesino, aunque dispersos y asistemáticos. Como antes, son conocimientos transmitidos de generación en generación para sobrevivir en las duras condiciones climáticas y espaciales andinas.
Pero carecen de registros consistentes y de un sistema alternativo de centralización de la información y la investigación tecnológica que demuestre su validez, perdiendo legitimidad frente al "conocimiento oficial". Tampoco existe un sistema de planificación que tome en cuenta la metodología sistémica y holística antes descrita.
Es evidente que el marco político e institucional actual es radicalmente diferente al existente en el incanato y no es posible que vuelva a crearse algo parecido. La presencia del mercado, los movimientos sociales emergentes, la descentralización política y administrativa en curso añaden dosis de complejidad al eterno reto del espacio andino que deben ser tomados en cuenta.
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