sábado, 27 de febrero de 2010

RUPTURA Y RECUPERACION DEL CONOCIMIENTO ANDINO

Uno de los impactos más negativos de la conquista española en el Perú fue precisamente la desarticulación del sistema inca de información y conocimiento acumulado por siglos. La llamada "extirpación de idolatría" se concentró en la eliminación sistemática de los sacerdotes, amautas, ingenieros y quipucamayocs incas, destruyendo el sistema, pues estaba basado en la tradición oral.

La ruptura del sistema político y educativo centralizado del imperio, impidió continuar con el proceso de sistematización y experimentación que hemos descrito. La imposición de un sistema político, económico y cultural diferente, basado en realidades menos complejas y diversas, modificaron sustancialmente el uso del espacio y de sus recursos naturales.

Por ejemplo, se abandonó el uso complementario de los pisos ecológicos al priorizar sólo los valles y se talaron los bosques en función de la explotación minera. Los andenes, los sistemas de riego y las obras de infraestructura que requerían de apoyo estatal fueron abandonadas, en beneficio de otras prioridades.

Desafortunadamente, esta política tecnológica impuesta por la Colonia, continuó vigente en la República, aún hasta hoy. El resultado es el creciente deterioro de los recursos naturales en las laderas y praderas altoandinas, al incremento de los desastres naturales (huaycos, inundaciones, sequías) antaño previsibles y la cada vez mayor erosión de los recursos genéticos. El impacto de estos factores negativos en los bajos rendimientos de cultivos y crianzas es evidente, lo que trae consigo la pobreza rural, la inseguridad alimentaria y la migración temporal o definitiva de los campesinos hacia las zonas urbanas en busca de trabajo.

La reforma agraria de 1969, si bien eliminó a la gran propiedad terrateniente, no cambió el patrón tecnológico impuesto. Se mantuvo la prioridad de inversiones en la costa y en la selva, descuidando el manejo sostenible de las cuencas altoandinas y marginando a las comunidades campesinas. Cuando en años recientes (1985 _ 1988) se priorizó la atención al llamado "trapecio andino" para enfrentar la pobreza y la violencia, social, se concentró el esfuerzo en subsidiar créditos e insumos agroquímicos, sin resultados positivos.

A pesar de esta situación, "...una parte significativa de la base conceptual y empírica de la tecnología andina se conserva en la práctica de las comunidades campesinas en los Andes... como resultado de diferentes contextos socio-culturales y de universos agroclimáticos variados" (Earls, 1989:15). En efecto, los principales elementos tecnológicos andinos superviven en el saber campesino, aunque dispersos y asistemáticos. Como antes, son conocimientos transmitidos de generación en generación para sobrevivir en las duras condiciones climáticas y espaciales andinas.

Pero carecen de registros consistentes y de un sistema alternativo de centralización de la información y la investigación tecnológica que demuestre su validez, perdiendo legitimidad frente al "conocimiento oficial". Tampoco existe un sistema de planificación que tome en cuenta la metodología sistémica y holística antes descrita.

Es evidente que el marco político e institucional actual es radicalmente diferente al existente en el incanato y no es posible que vuelva a crearse algo parecido. La presencia del mercado, los movimientos sociales emergentes, la descentralización política y administrativa en curso añaden dosis de complejidad al eterno reto del espacio andino que deben ser tomados en cuenta.

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