lunes, 5 de abril de 2010

Indagaciones Peryanas: Raul Porres: LAPROFANIDAD DE LOS HUAQUEROS

Si los Incas borraron de sus anales la destreza y el adelanto del arte metalúrgico de los vencidos yungas, éste quedó encerrado en las tumbas más tarde violadas por conquistadores, huaqueros y arqueólogos. Entonces empezó a resurgir para la historia cultural la maravillosa orfebrería Chimú.

La primera revelación de los tesoros enterrados del Chimú la dio el cacique de este pueblo Sachas Guamán, en l535, cuando obsequió al Teniente de Trujillo, Martín de Estete, con un deslumbrante e irisado tesoro de objetos de oro, de plumas y de perlas, que fue extraído de la casa de ídolos o huaca de Chimú-Guamán, junto a la mar. Figuraban en el lote miliunanochesco, una almohada cubierta de perlas, una mitra de perlas, un collar de oro y perlas y un asiento en cuyo espaldar había borlas de perlas que ceñían cabezas esculpidas de pájaros. Equipo marfileño que acaso perteneciera a algún sacerdote del culto lunar, que era, según el cronista Calancha, el privativo de los yungas, en contraste con el andino culto solar. Se repitió después el áureo donativo hecho legendario de la huaca del Peje Chico a García de Toledo, que le dio 427,735 castellanos en 1566 y 278,134 en 1578, y volvió a rendir 235,000 castellanos en l592. De las huacas de la gran ciudad de Chanchán –llamadas popularmente de Toledo o del Peje Grande y Chico, del Obispo, de las Conchas, de la Misa, de la Esperanza– surgieron en la época colonial tesoros que se fundieron y dieron ríos de onzas deslumbrantes. De la huaca del Sol de Moche se extrajo, según Calancha, como 800,000 pesos. Y el desvalijo continuó por los huaqueros de la época republicana, como aquel empírico coronel La Rosa, que repartió sus trofeos arqueológicos con el viajero Squier y confesó a Wiener que había hecho fundir más de cinco mil mariposas de oro, de apenas un miligramo de espesor, lindos juguetes con alas de filigrana, a los que se podía, por su levedad, lanzar al aire y ver revolotear alegremente venciendo la pesantez hasta caer en tierra. La mayoría de los objetos de oro encontrados en Chanchán y en otros lugares, fue fundida o emigró a los museos extranjeros, para constituir las innúmeras colecciones que poseen ejemplares y muestras que no tienen los escasos museos peruanos y las colecciones particulares peruanas, torpemente prohibidas.

indagaciones Peruanas: raul Porres: LAS MINAS COLONIALES

Pasado el deslumbramiento de los botines del oro de Cajamarca y del Cuzco y de los entierros famosos, los economistas modernos tratan de enfriar aquella emoción única. Garcilaso y León Pinelo habían ya reaccionado, enunciando la tesis de que las minas del Perú y el trabajo sistematizado de ellas habían dado a España más riquezas que las de la conquista. El Inca Garcilaso asegura que todos los años se sacan, para enviarlos a España, "doce o trece millones de plata y oro y cada millón monta diez veces cien mil ducados".

En 1595, dice el mismo Inca, entraron por la barra de San Lúcar treinta y cinco millones de plata y oro del Perú. Y León Pinelo, con los libros del Consejo de Indias en la mano, dice que en el Perú se labraban, a principios del siglo XVII, cien minerales de oro y que en ellos se habían descubierto dos minas de cincuenta varas, de otros metales. Es el momento del apogeo de la plata. Las minas de Potosí dieron de 1545 a 1647, según León Pinelo, 1674 millones de pesos ensayados de ocho reales. Cada sábado daban 150 ó 200 mil pesos, dice el padre Acosta. El padre Cobo escribía hacia 1650: "Hoy se saca cuatro veces más plata que en la grande estampida de la conquista". Las minas del Perú y Nuevo Reino dieron, en el mismo lapso, 250000 000 pesos. La mina de Porco daba un millón cada año, la de Choclococha y Castrovirreyna 900 mil pesos ensayados, la de Cailloma 650 mil y la de Vilcabamba 600 mil. El oro prevaleció, en los primeros años, hasta 1532, en que se descubrieron las primeras minas de plata en Nueva España y, en 1545, las de Potosí. León Pinelo calcula que las minas de oro del Perú, Nueva Granada y Nueva España daban al Rey un millón de pesos anuales. Desde la conquista hasta 1650 el oro indiano dio 154 millones de castellanos, o sea 308 millones de pesos de ocho reales, o sea quince mil cuatrocientos quintales de oro de pura ley. Según el economista Hamilton, el tesoro dramáticamente obtenido por los conquistadores fue "una bagatela" en comparación con los productos de las minas posteriores. Hasta el cuarto decenio del siglo XVII, el tesoro de las Indias se vertió en la metrópoli con caudal abundancia. La corriente de oro y plata disminuyó considerablemente, pero no cesó

Indagaciones Peruanas: Raul Porres: EL BOTIN DE ORO DE PIZARRO

La cruzada de sangre y oro de la conquista llegó con Pizarro a Cajamarca y desbarató, en el espacio de cincuenta minutos, con ciento sesenta y ocho aventureros haraposos, al invicto ejército incaico de treinta mil hombres, que había conquistado toda la América del Sur, como tres siglos más tarde el Imperio español, en que no se ponía el sol, sería desbaratado en cincuenta y cinco minutos de combate por ochocientos peruanos, en el campo de Junín. De la captura del Inca, en medio de su corte enjoyada en lo alto de su litera impasible, cargada por los estoicos Lucanas, arranca el río de oro alucinante que lleva el nombre del Perú a los confines del mundo occidental. Y no fue mentira el relato fabuloso de los cronistas, ni de los humanistas europeos o los comerciantes genoveses o venecianos que en Sevilla vieron el desfile del fantástico botín y lo divulgaron por Europa con cifras de envidia. Aquel día, en aquel rincón andino del Perú, la historia del mundo había dado un salto o un viraje: el oro americano, principalmente el del Perú, iba a transformar la economía europea, porque al aumentar el circulante y producir la repentina alza de los precios, iba a surgir el auge incontrolado del dinero y del capitalismo.

Jerez y Pedro Sancho, secretarios de Pizarro, describieron en sus crónicas –que se tradujeron y adaptaron en publicaciones europeas– el botín obtenido por Pizarro en Cajamarca y el Cuzco. El primer botín de la cabalgata sudorosa y jadeante, que recorre el campo de Cajamarca y saquea el campamento del Inca, es de 80 mil pesos de oro y siete mil marcos de plata y 14 esmeraldas. "El oro y plata se hubo –dice, maravillado, el escribano Xerez, Secretario de Pizarro, informando oficialmente al Rey– en piezas monstruosas y platos grandes y pequeños y cántaros y ollas y braceros y copones grandes y otras piezas diversas". Atabalipa –el Inca preso– dijo a los españoles que todo esto y mucho más que se llevaron los indios fugitivos "era vajilla de su servicio".

El Inca, astuto y sutil, en quien los españoles se espantarían "de ver en hombre bárbaro tanta prudencia", comprendió que el oro, buscado ansiosamente por la soldadesca era el precio y el talismán de su vida e hizo espectacularmente, el ofrecimiento fabuloso que llenó de asombro a su siglo y a la historia: llenar la sala de su prisión, de 22 pies de largo por 17 de ancho, de cántaros, ollas, tejuelos y otras piezas de oro y dos veces la misma extensión de plata, hasta la altura de "estado y medio". Del Cuzco, de donde debía, traerse el oro a Cajamarca había, por lo menos, cuarenta días de ida y vuelta, con los que el Inca había ganado una prórroga efectiva de su vida, plazo dentro del que sus generales de Quito y del Cuzco podrían reaccionar y aplastar a aquella cohorte andrajosa de jinetes que, para custodiar al Inca y el precario botín del día de su captura, tenían que velar todas las noches, con armaduras y sobre el caballo, en atisbo de la emboscada india.

El resplandor del oro alumbra, al par que los hachones nocturnos, a los actores de ambos bandos de aquella dramática pugna y zozobra. Por los caminos incaicos empiezan a llegar las acémilas humanas cargadas de oro y plata. Cada día llegan cargas de treinta, cuarenta y cincuenta mil pesos de oro y algunos de sesenta mil. Los tres comisionados de Pizarro que llegan al Cuzco, ordenan deschapar las paredes del Templo del Sol y los palacios incaicos de sus láminas de oro. Y parten para Cajamarca la primera vez 600 planchas de oro de 3 a 4 palmos de largo, en doscientas cargas que pesaron ciento treinta quintales y, luego, llegaron sesenta cargas de oro más bajo, que no se recibió por ser de 7 u 8 quilates el peso. Más tarde llegó todo el oro recogido por Hernando en la "mezquita" de Pachacamac.

Indagaciones Peruanas:Raul Porras: PALACIOS Y TESOROS INCAICOS

Tanto como el esplendor del Coricancha fue, a medida que crecía el poderío incaico, el fausto y el derroche en los palacios incaicos. El Inca y sus servidores resplandecen de oro y pedrerías. El Inca y su corte visten con camisetas bordadas de oro, purapuras, diademas y ojotas de oro. La vajilla del Inca y de los nobles es toda de oro. "Todo el servicio de la casa del rey –dice Cieza–, así de cántaros para su uso como de cocina, todo era de oro y plata". Beber en vaso de oro era hidalguía de señores y signo de paz. De oro eran los atambores y los instrumentos de música, engastados en pedrería. El Inca Pachacútec dio en usar, después de su triunfo, en vez de la borla de lana encarnada de sus antepasados, una mascapaicha cuajada de oro y de esmeraldas. El asiento del Inca o tiana, escaño o silla baja, que era de oro macizo de 16 quilates "guarnecido de muchas esmeraldas y otras piedras preciosas" y fue el trofeo de Pizarro en Cajamarca, valió 25 mil ducados de buen oro, según Garcilaso. La litera del Inca o andas cargadas por 25 hombres eran –según los cargadores del Inca, con quienes Cieza habló– tan ricas, "que no tuvieran precio las piedras preciosas tan grandes y muchas que iban en ellas, sin el oro de que eran hechas".

La opulencia de los palacios incaicos tendía, además, a ser eterna. No perece, y se dispersa como la de los monarcas occidentales, con la muerte. Cada Inca al morir deja intacto su palacio, con su vajilla y joyas que su sucesor no podrá tocar. El nuevo Inca deberá edificar nuevo palacio y mandar a los orfebres de todo el reino que le fabriquen nuevos cántaros y tupus y diademas. Cada palacio incaico queda, así, como un museo o joyel de los antiguos Incas: en él se custodia, además, por su clan o panaca, su busto o quaoqui fundido en oro, mientras su momia hace guardia junto a sus antecesores en la capilla del Sol del Coricancha. En Písac, en "una bóveda de tres salas", estaba el tesoro fabuloso de Pachacútec; en Chincheros el de Túpac Yupanqui y los de Huayna Cápac, en Caxana y en Yucay. El oro del triunfo se convierte, así, en oro ritual y en prisionero del fatum incaico; por ello, según el cronista Pedro Pizarro, "la mayor parte de la gente y tesoros y gastos y vicios estaba en poder de los muertos", al punto de que el Inca Huáscar, poseído de un demoníaco y fatídico propósito, anunció que habría de mandar enterrar a todos los bultos de los Incas, porque los muertos y no los vivos "tenían lo mejor de su reino".

Indagaciones Peruanas:Raul Porras: EL ORO: MITO INCAICO

Los Incas no inventaron las técnicas del oro; pero el oro fulgura, desde el primer momento de su aparición, en el valle de Vilcanota en los mitos de Tamputocco y Pacarictampu, como atributo esencial de su realeza, de su procedencia solar por la identificación de sol y oro en la mítica universal y de su mandato divino. Una fábula costeña, adaptada en la dominación incaica, relataba que del cielo cayeron tres huevos, uno de oro, otro de plata y otro de cobre, y que de ellos salieron los curacas, las ñustas y la gente común. El oro es, pues, señal de preeminencia y de señorío, de alteza discernida por voluntad celeste. Los fundadores del Imperio, las cuatro parejas paradigmáticas presididas por Manco Cápac, usan todavía la honda de piedra para derribar cerros, pero traen ya, como pasaporte divino, sus arreos de oro para deslumbrar a la multitud agrícola en trance de renovación. Los cuatro hermanos Ayar portan alabardas de oro, sus mujeres llevan tupus resplandecientes y en las manos auquillas o vasos de oro para ofrecer la chicha nutricia de la grandeza del Imperio. La figura de Manco, el fundador del Cuzco y de la dinastía imperial incaica, fulge de oro mágico solar y sobrenatural. Una fábula cuzqueña refiere que la madre de Manco colocó en el pecho de éste unos petos dorados y en la frente una diadema y que con ellos le hizo aparecer en la cumbre de un cerro, donde la reverberación solar le convirtió ante la multitud en ascua refulgente y le consagró como hijo del sol. En los cantares incaicos el dios Tonapa, que pasa fugitivo y miserable por la tierra, deja en manos de Manco un palo que se transforma luego en el tupayauri o cetro de oro, insignia imperial de los Incas. Manco sale en la leyenda de Tamputocco de una ventana, la Capactocco, enmarcada de oro, y marcha llevando en la mano el tupayauri o la barreta de oro que ha de hundirse en la tierra fértil y que le ha de defender de los poderes de destrucción y del mal. Mientras sus hermanos son convertidos en piedra, él detiene el furor demoníaco de las huacas que le amenazan y fulmina con el tupayauri a los espíritus del mal que se atraviesan en su camino. En retorno, cuando Manco manda construir la casa del Sol –el Inticancha–, ordena hacer a los "plateros" una plancha de oro fino, que significa "que hay Hacedor del cielo y tierra" y la manda poner en el templo del Sol y en el jardín inmediato a éste, a la vez que hace calzar de oro las raíces de los árboles y colgar frutos de oro de sus ramas.

El oro se convierte para los Incas en símbolo religioso, señal de poderío y blasón de nobleza. El oro, escaso en la primera dinastía, obtenido penosamente de los lavaderos lejanos de Carabaya, brilla con poder sobrenatural en los arreos del Inca –en el tupayauri, los llanquis u ojotas de oro, la chipana o escudo y la parapura o pectoral áureo– y se reserva para las vasijas del templo y la lámina de oro que sirve de imagen del sol colocada hacia el Oriente, que debe recibir diariamente los primeros rayos del astro divino y protector. La mayor distinción y favor de la realeza incaica a los curacas aliados y sometidos, será iniciarles en el rito del oro, calzándoles las ojotas de oro y dándoles el título de apu. Y los sacerdotes oraban en los templos para que las semillas germinasen en la tierra, para que los cerros sagrados echasen oro en las canteras y los Incas triunfasen de sus enemigos.

Los triunfos guerreros de los Incas encarecen el valor mítico del oro y su prestancia ornamental. El Inca vencedor exige de los pueblos vencidos el tributo primordial de los metales y el oro que ha de enriquecer los palacios del Cuzco y el templo de Coricancha. Todo el oro del Collao, de los Aymaraes y de Arequipa, y por último del Chimú, de Quito y de Chile, afluye al Cuzco imperial. Los ejércitos de Pachacútec vuelven cargados de oro, plata, umiña o esmeraldas, mulli o conchas de mar, chaquira de los yungas, oro finísimo del Tucumán y los Guarmeaucas, tejuelos de oro de Chile y oro en polvo y pepitas de los antis. El mayor botín dorado fue, sin embargo, el que se obtuvo después del vencimiento del señor del Gran Chimú, en tiempo de Pachacútec. El general Cápac Yupanque, hermano del Inca y vencedor de los yungas de Chimú, reúne en el suelo de la plaza de Cajamarca –donde más tarde habría de ponerse el sol de los Incas, con otro trágico reparto– el botín arrebatado a la ciudad de Chanchán y a los régulos sometidos al Gran Chimú y a su corte enjoyada y sensual, en el que contaban innumerables riquezas de oro y plata y sobre todo de "piedras preciosas y conchas coloradas que estos naturales entonces estimaban más que la plata y el oro".

Los Mochicas y el oro Lunar

Los Mochicas de la costa del Perú, radicados en los valles centrales de ésta, teniendo como centro las pirámides del Sol y de la Luna en Moche, desarrollaron antes que los demás pueblos del Perú el arte de la metalurgia. Dominaron las técnicas de la soldadura, el martillado, fundido, repujado, dorado, esmaltado y la técnica de la cera perdida. Al mismo tiempo que decoraban su cerámica en dos colores, ocre y crema, con dibujos ágiles y finos con escenas de cetrería o de guerra, de frutos y plantas, como también de seres monstruosos idealizados, perfeccionaron la orfebrería áurea forjando ídolos y máscaras, adornos e instrumentos, armas, vasos repujados, collares y tupus, brazaletes y ojotas, orejeras y aretes, tiranas para depilar, cetros, porras, cascos, tumis o cuchillos ceremoniales incrustados de turquesas y esmeraldas, vasos retratos de oro puro, rodelas de oro con estilizaciones zoomorfas e ídolos grotescos coronados con una diadema semilunar. En todos ellos parece que el oro argentado del Perú recibe el pálido reflejo lunar; y la imagen de la luna, diosa nocturna del arenal y del mar, inspira a los artífices chimús formas decorativas y homenajes litúrgicos, que se materializan en la diadema semilunar de los ídolos o héroes civilizadores y en la predilección por los símbolos de la araña y el zorro. Esta metalurgia ceremonial, religiosa o civil, reviste las formas más caprichosas y gráciles, con laminillas de oro en forma de rayos, campanillas o cascabeles en que el oro es hueco, o pesados objetos en los que se imita el arte lítico o la cerámica: vasos de oro y turquesas, huacos de oro como el ejemplar único exhibido por Mujica en los grabados de esta Colección. Toda esta feérica bisutería dorada de los imagineros mochicas, como más tarde de sus sucesores los Chimús –que acaso recibieran ya el influjo quimbaya– fue asimilada, en parte, en lo técnico, por el arte sobrio de los Incas, pero se perdió el estilo y el alma de los orfebres de Moche, Lambayeque y Chanchán. Los Incas, al conquistar el señorío de Chimú y su capital Chanchán, con Túpac Inca Yupanqui, por cuanto los yungas de la región –dice Cieza–"son hábiles para labrar metales, muchos dellos fueron llevados al Cuzco y a las cabeceras de las provincias donde labraban plata y oro en joyas, vasijas y vasos y lo que mas mandado les era".

Indagaciones Peruanas - Raul Porras:: Génesis de la Metalurgia americana

GÉNESIS DE LA METALURGIA AMERICANA

La aparición de la metalurgia fue una hazaña cultural de la América del Sur, según Paul Rivet. En México sólo aparecen los metales hacia el siglo XI. El mundo maya tuvo una industria metalúrgica muy rudimentaria y sólo los del "segundo imperio" trabajaron el oro y conocieron el cobre, pero no el bronce. La utilización del oro nativo y del cobre es, en cambio, general en la región andina de Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia y parece que se generó en el interior de la Guayana y en la costa del Perú. El oro fue utilizado en el Perú antes que el cobre. En Nazca y Chavín se da el oro en los estratos más antiguos; el cobre era, en cambio, desconocido hasta el siglo IV, a la aparición de la civilización de Tiahuanaco y en el antiguo Chimú. La técnica de la tumbaga –aleación del oro con el cobre– llamada también guanin, es típica de toda la zona del Caribe, desde el comienzo de la Era Cristiana. "En las Antillas y Tierra Firme –escribe Oviedo– los indios lo labran y lo suelen mezclar con cobre o con plata y lo abajan segund quieren". Los Chibchas son los propagadores de ella y quienes perfeccionan las técnicas de la puesta en color, laminado del oro, soldadura autógena, soldadura por aleación y modelado a la cera perdida. Esta técnica se propaga al Ecuador y a la costa peruana, según Rivet, muy afecto a una génesis caribe de la metalurgia americana.

Los Chimús desarrollaron una de las más avanzadas técnicas del oro, el que trataron por fundición, al martillo, soldadura, remache y repujado. En la costa del Perú se desarrolló, esencial y originariamente, la metalurgia de la plata, desde la época de Paracas, la que sólo se conoce en la alta meseta perú-boliviana en el segundo período de Tiahuanaco y en el Ecuador de la época incaica. El bronce, por último, proviene, según Rivet, del segundo período de Tiahuanaco y sólo aparece en la costa en el último Chimú y en el Ecuador en la época incaica. Los principales propagadores del bronce, son los Incas, que lo llevan a todas las provincias sometidas a su imperio.

Indagaciones Peruanas de Raul Barrenechea: Oro y leyenda del Peru

LA LEYENDA ÁUREA

Un mito trágico y una leyenda de opulencia mecen el destino milenario del Perú, cuna de las más viejas civilizaciones y encrucijada de todas las oleadas culturales de América. Es un sino telúrico que arranca de las entrañas de oro de los andes. Millares de años antes que el hombre apareciera sobre el suelo peruano, dice el humanista italiano Gerbi, el futuro histórico del Perú estaba escrito con caracteres indelebles de oro y plata, cobre y plomo, en las rocas eruptivas del período terciario. Los agoreros astrólogos egipcios, los shamanes indios o los sacerdotes taoístas de la China misteriosa e imperial habían establecido ya, milenios antes, la supremacía del oro sobre los demás metales; y el propio desencantado poeta del Eclesiastés reconoció la plata y el oro como "tesoro preciado de reyes y provincias". Los metales eran semejantes a seres vivos que crecían, como las raíces de los árboles bajo la tierra, y maduraban, diversamente, en las tinieblas telúricas, regidos por los astros y el cuidado de Dios. La plata crece bajo el influjo de la Luna, el cobre bajo el de Venus, el hierro bajo el de Marte, el estaño bajo el de Júpiter y el plomo, pesado y frío, bajo el de Saturno. Pero sólo el oro, que recibe del Sol sus buenas cualidades, que no se menoscaba, ni carcome, ni envejece, es el símbolo de la perfección y de la pureza y emblema de inmortalidad. El plomo y los demás metales que buscaban ser oro son como abortos, porque todos los metales hubiesen sido oro –dice Ben Johnson– si hubiesen tenido tiempo de serlo. Pero, el oro, a la par de su primacía solar y su poder de preservar del mal y de acercar a Dios, implica, en la hierofanía del Cosmos, un azaroso devenir en el que juegan los agentes de disolución y dolor y en que se retuerce un sentimiento agónico de muerte y resurrección. Es el destino azaroso de este "pueblo de mañana sin fin", de este "país de vicisitudes trágicas", que vislumbró el poeta español García Lorca cuando dijo : "¡Oh, Perú de metal y de melancolía!".

Todos los mitos de la antigüedad sobre riquezas fabulosas y las alucinaciones de la Edad Media sobre islas Afortunadas o regiones de Utopía y ensueño y todas las recetas arcanas y la experiencia mágico-religiosa de los alquimistas medioevales para trasmutar los metales en oro, se esfuman y languidecen en el siglo XVI, ante el hallazgo de asombro del Imperio de los Incas y de los tesoros del Coricancha. Pudo decirse que, en la imaginación de los filósofos que soñaron la Atlántida o de los cosmográfos y pilotos que buscaban el camino de Cipango, hubo, ya, una nostalgia del Perú. Pizarro es el único argonauta de la historia que le tuerce la cabeza al dragón invencible que custodia el Toisón de Oro y rompe en mil pedazos la redoma de la ciencia esotérica medioeval para obtener la Piedra Filosofal, ya innecesaria. El Perú sobrepasa, con sus tesoros, la fama de la Cólquida y de Ofir. Es el único Vellocino hallado y tangible de la conquista de América. El Inca Atahualpa, avanzando en su litera áurea por la plaza de Cajamarca, entre el rutilante cortejo de sus soldados armados de petos, diademas y hachas de oro, o llenando de planchas y vasijas de oro el cuarto del rescate, es el único auténtico Señor del Dorado.

Se explica bien, entonces, las noticias escalofriantes de los cronistas, el asombro europeo de los humanistas, portulanos y gacetas y la hipérbole de los poetas e historiadores. Las noticias que llegan del Perú, escribe desde Panamá el Licenciado Espinosa al Rey, apenas apresado el Inca en Cajamarca, "son cosa de sueño". Gonzalo Fernández de Oviedo, que ha visto y palpado durante veinte años, desde Santo Domingo y Panamá, para ponerlas en su Sumario de la natural historia de las Indias, todas las riquezas naturales halladas en el Nuevo Mundo, se admira de "estas cosas del Perú" al tocar con sus manos un tejo de oro que pesaba cuatro mil pesos y un grano de oro, que se perdió en la mar, que pesaba tres mil seiscientos pesos, o al ver pasar hacia España tinajas de oro y piezas "nunca vistas ni oídas". Y comenta, venciendo su desconfianza y escepticismo naturales: "Ya todo lo de Cortés paresce noche con la claridad que vemos cuanto a la riqueza de la Mar del Sur". El tesoro de los Incas del Cuzco excede al de todos los botines de la historia: al saco de Génova, al de Milán, al de Roma, al de la prisión del rey Francisco o al despojo de Moctezuma –dirá maravillado el cronista de los Reyes Católicos–, porque "el rey Atahualpa tan riquísimo e aquellas gentes e provincias de quien se espera y han sacado otros millones muchos de oro, hacen que parezca poco todo lo que en le mundo se ha sabido o se ha llamado rico". Francisco López de Gómara diría: "Trajeron casi todo aquel oro de Atabalipa, e hinchiron la contratación de Sevilla de dinero, y todo el mundo de fama y deseo". Y el padre Acosta, con su severidad científica y su don racionalista, nos dirá en su Historia natural y moral de las Indias: "Y entre todas las partes de Indias, los Reinos del Perú son los que más abundan de metales, especialmente de plata, oro y azogue". León Pinelo, que situaría el Paraíso en el Perú, escribe: "La riqueza mayor del Universo en minerales de plata puso el criador en las provincias del Perú". Y Sir Walter Raleigh, avizorando el Dorado español desde su frustrada cabecera de puente sajón de la Guyana, en América del Sur, escribiría: "Ipso enim facto deprehendimus Regem Hispanum, propter divitias et Opes Regni Peru omnibus totis Europae Monarchis Principibusque longue superiorem esse." –"De ello sabemos que el rey de España es superior a todos los reyes y príncipes de Europa por causa de la abundancia y las riquezas del reino del Perú"–. Por las fronteras del Imperio Español de Carlos V, quien hubiera necesitado para sus guerras riquezas seis veces mayores aún, correría la voz de los tesoros del Perú, que servirían al César español para combatir más ardidamente a Francisco I, Lutero y el Turco y se urdiría el nuevo ensalmo de la fortuna, el nuevo mito del oro peruano, que cristaliza en la mente alucinada del europeo en frases que tientan imposibles o resumen desengaños. Será el súbdito francés de Francisco I, quien después de leer en un pequeño folleto titulado Nouvelles certaines des íles du Perou, publicado en Lyon en l534, la lista de los objetos y planchas de oro traídos del Perú, gruñirá su sorpresa o su ironía en dichos como el de "gagner le Perou" que vale por una utopía o fortuna irrealizable, o el de "Ce n’est pas le Pérou" ante la mezquindad de un propósito defraudado. O será el epíteto de "perulero", aplicado por los pícaros de Sevilla y por el teatro del siglo de oro a los indianos enriquecidos a los que se iba a desplumar, o acuchillar la bolsa, al desembarcar en la ría; o el hiperbólico "Vale un Perú", que trasciende la euforia de un mediodía imperial en la historia del mundo y que ha recogido el poeta peruano J. S. Chocano en su estrofa altisonante:

"¡Vale un Perú! Y el oro corrió como una onda
¡Vale un Perú! Y las naves lleváronse el metal;
pero quedó esta frase, magnífica y redonda,
como una resonante medalla colonial."

El cuento Aymara

El Cuento Aymara

De un tiemo a esta parte, hasta la actualidad se ha hablado timidimante sobre la importancia del cuento aymara, luego de haber desperdiciado desde el inicio de una educación oficial impartida en nuestro país aproximadamente por más de docientos años tanta literartura cargada de riquisimo y extraordinario contenido. Ahora que se habla de una educación intercultural, poco o casi nada se viene haciendo por su recuperación por el simple hecho que su condición sigue siendo la misma, relegada y arrimada en el rincón de la indiferencia, imponiedonos temas lejanos a nuestra realidad, planteadas desde cómodos escritorios sin el mayor criterio de su utilidad para nuestro medio, sin valorar la inmensa riqueza social y cultural del que somos herederos que ayudarían sustancialmente en el proceso educativo de nuestro medio.

Por su intenso sentimiento y mensaje consideramos que a través de esta literatura agrafa como muchos la llaman, podríamos decifrar su entorno social y su pletorico desarrollo psicologico, conocer la vida intima y social del poblador rural porque nos proponen conocimientos cientificos, sociales, religiosos culturales etc.

El maestro juleño Hector Estrada Serrano tiene mucha razón cuando propone: (...) La juventud Sud-peruana, debe debe volver los ojos al pasado, no para confundirse con ellos que vegetan orgullosos de su historia, sino para arrancarle a este pasado todo lo que sea util a fin de explicarnos el por qué de los fenomenos actuales, ya que el presente es inconcebible sin el pasado. Pero esta será una labor conjunta como lo tenemos dicho, de intelectuales, estudiantes y campesinos quechua-aymaras, para así constituirnos en los abanderados de la raza autóctona, esto es, en los verdadros Neo Indios de Uriel García. Los serranos dedebemos tener muy presente que esta cruzada tremenda no puede ser encarada con decisión y valentía por aquellos que se averguenzan del nauseabundo olor a indio, sino, por los nuevos indios que ya se perfilan para la lucha, por la redención del campesino peruano. De aquí, que, la misión de las generaciones que se levantan en el Ande ha de ser belicosai árdua en el futuro. Entonces podremos afirmar con Luís Valcárcel: “La cultura bajará de los Andes e irradiara por el continente” (...). (las negritas son nuestras)

(...) la intelectualidad y la juventud estudiosa del Sur del Perú, hoy más que nunca, debe abandonar su indiferencia ante los problemas de nuestra realidad nacional i abrigar la esperanza, de que en un devenir no lejano, se ha de hacer una tangible realidad la formación de la sociología aborigen i el conocimiento de de la riqueza folklórica nacional (...).

En este mismo texto mostrando su acuerdo con el Dr. Julio M. Delgado nos transmite: (...) “Solamente descendiendo a los detalles de la vida indigena, se pordrá estudiar el fenómeno social peruano, toda vez que, no hay Psicología aplicada al aborigen. En esos detalles se desarrolla pletórica la psicología del indio, sin las coberturas del del disimulo i la mentira cosa congenita cuando el indio habla con el blanco o mestizo. Conociendo la vida privada i social del indio, pueden proponerse medios para la interpretación científica de la dinámica social. De lo contrario, toda labor será verbalista” (...) . (Cuentos, Leyendas, tradiciones aymaras – Héctor Estrada Serrano – 1976)

(...) El pueblo aymara como cualquier otra cultura en el mundo, a través de los siglos ha acumulado una gran fuente de conocimientos tanto prácticos com intelectuales, profanos y sagrados, los cuales son la base para la conducta individual y colectiva dentro de esta sociedad (...).

(...) Los aymaras no son meros preservadores o repetidores de las tradiciones de sus antepasados: al mismo tiempo que dan valor a lo ancestral también lo reinterpretan y los transforman o reformulan en el contexto de la vida presente. Por tanto, existen cuentos, leyendas y proverbios de origen moderno que forman parte de de la sabiduría popular aymara. Debido a que estos cuentos contienen las categorías básicas e ideológicas del pueblo aymara se podrían denominar “la literatura sapiensal aymara”, pues esta categorías ideológicas ayudan mantener continuidad y operatividad de la manera de pensary vivir de los aymaras a través de los siglos hasta el día de hoy (...). (Domingo Llanque Chana – La Cultura Aymara)

Sobre el tema el maestro rural acoreño Julio Samuel Miranda Flores es más enfatico cuando nos revela que: (...) Ese modo de consevir la vida se vigoriza con la presencia de un rico venero de tradiciones, cuentos fabulas etc., los que van recibiendo la influencia de la escuela en primer lugar, luego las concitaciones múltiples del complejoproceso de sculturización. Por un lado, perviven aunque perdiendo, posiblemente, mucho de su originalidad y su funcionalidad en el proceso de la educación asistemática; y, por otro, tienden a desaparecer como resultado de la poderosa acción externa de los modelos culturales urbanos (...).

El Aymara como Idioma

El Aymara Como Idioma

La lengua aymara es la tercera lengua autóctona más hablada en Sudamérica. Llamada desde tiempos ancestrales como Jaqui Aru (Voz de los Hombres – lengua de los hombres) su ámbito geografico inicial era mucho más amplio que el actual.

En la actualidad en el departamento de Lima existen hablantes de Jaqui Aru y Kauki, lenguas que provienen, como el aymara, de la misma familia aru o jaqui al parecer no emparentada con el quechua.

Dentro del mundo andino el Pueblo Aymara es uno de los que expresa mayores niveles de conciencia étnica, sobre todo por el resurgimiento experimentado en las tres últimas décadas. Dentro de esta creciente conciencia la valoración del idioma, incluídos sus usos literarios, juega un papel importante (Albó – Layme 11),

Los Aymaras

LOS AYMARAS

Uno de los temas que más ha fascinado a los historiadores en los últimos años, es desde el punto de vista histórico-filosofico, es la heroica lucha de los aymaras para lograr una convivencia armoniosa con su medio tan desfavorable para la vida humana. Lo que desde el punto de vista histórico la aventura de los aymaras tiene un relieve particular, un relieve que no conoció la historia oficial, son las condiciones físicas en las cuales evolucionaron. (...) “Jamás una civilización de la antigüedad tuvo para desarrollarse un medio tan hostil”, - así lo describe E. Pittard - (...). Estan aislados del mundo por el formidable caos de los Andes. Su habitat, situado a 4000 m. y más de altura sobre el nivel del mar, gravita en torno al Lago Titikaka, el más alto del mundo.

(...) Allí edificaron Tiahuanaco, en la sinfonía de las cordilleras. Sus monumentos megalíticos figuran entre los más grandiosos de la América Prehispánica. Aún más, su civilización se irradió a extensas regiones, y de sus escombros surgió el Imperio Inca (...).

¿Qué sabemos de este pasado fabuloso?.

Según la leyenda, los aymaras fueron creados en Tiahuanaco por Con Titi Viracocha, y creen aún que son originarios de allí. Fueron moldeados en sustancia pétrea y mantuvieron el culto a la piedra, manifestado en en sus monumentos megalíticos.

Las viejas leyendas y mitos nos transmiten que en los tiempos lejanos que el mundo era de plena oscuridad y despoblamiento, de las aguas del Gran Titikaka enclavada en los andes del Collao.

Sin Lugar a dudas, la zona circunlacustre ha sido cuna de muchas naciones andinas incluyendo la Inka.

Herman Trimborn, especialista en lengua y cultura quechuas, afirma: (...) que Viracocha es un dios aymara, adoptado posteriormente por los Incas, pero que su etimología no se explica ni por la lengua aymara ni por la quechua. Ese nombre se origina en un estrato cultural-linguistico más antiguo que se desconoce.

(...) Pero los aymaras no son los primeros pobladores del Altiplano.

(...)Los precedieron los Uros, que se autodenominan el pueblo del Lago. Los Kotsuñs. Con los chipayas del río Lauca en Bolivia, son los últimos restos de los primitivos pobladores del continente arrinconados en los Andes Centrales.(...) lo afirma Raphael Girard.

(...) Los aymaras son menos conocidos que los quechuas, corresponden a un horizonte etnológico más antiguo. Habitan extensas regiones de tierras frías e inhópitas; el centro de gravedad de su habitat, hoy como ayer, está en la cuenca del Titikaka.(...) (José Morales Serruto – El Desarrollo Cultural de los Aymaras)

Pachamama y la Religion en los aymaras

Pachamama y La Religión

A la luz de los mitos, y de los ritos andinos, se entiende mejor el profundo arraigo del culto a la Pachamama, que siglos de cristianismo, no han podido desterrar a los conceptos religiosos del mundo andino que giran en torno a divinidades antropomorfas y reverente culto a la naturaleza y sacrificios de gratitud

Para el mundo andino, la Pachamama (Madre Naturaleza) es la deidad más importante de su teología y solo a ella hasta nuestros días se le ofrendan sacrificios de animales que con su sangre se riega la tierra para que produzca buenas cosechas.

Hoy como ayer, el mundo andino se rige por el calendario agrario de nuestros ancestros que es inseparable del calendario mágico espiritual que determinan las labores agrícolas que han sido desplazadas por celebraciones cristianas.

A la llegada de los españoles, sus secretarios que los llamamos cronistas solo refieren como lograron apropiarse de las tierras y nos brindan poca información y errónea del mundo andino, y aun insegura de costumbres y manifestaciones que permitieron desvirtuar y enterrar casi en el olvido estas importantes celebraciones (...). (Pacha Kuti Advenimiento del Nuevo Tiempo – DREP – Nativa Puno)

Estos importantes hechos a través de una serie de leyendas y cuentos los fueron sacralizando para su conservación para las futuras generaciones. El actual sistema de globalización, la vertiginosa y avasallante invasión de modas traidas e implantadas desde afuera no son ajenos los estudiantes y la comunidad del distrito de Ilave lo que ha llevado a que “los cuentos instrumentos ancestrales de educación popular, sean relegados y olvidados para la conservación del Medio Ambiente e Identidad Cultural”.

relacion hombre Naturaleza en la cultura aymara

Relación Hombre Naturaleza (Pachamama)

(...) Es el escenario en el cuál se desarrolla y trascurre su vida. Esto es válido en la actulidad, lo que significa que la relación hombre-tierra es la base explicativa de todo su proceso histórico-social y cultural, ya que como anota Ellen Semple (...) “El hombre es un producto de la superficie de la tierra. Esto no quiere decir solamente que es un hijo de la tierra, carne de su carne, si no que la tierra lo ha formado, lo ha alimentado, le ha propuesto trabajos, ha dirigido sus pensamientos, lo ha enfrentado a dificultades que han fortalecido su cuerpo y han agudizado su espirítu, al mismo tiempo ha sugerido los medios para resoverlas... Y las relaciones del hombre con el medio son infinitamente más numerosas y complejas que las del vegetal y del animal más elevado en organización” (...).

(...) Planteada así la relación hombre-tierra y cultura siendo esta última – la cultura – inherente a la vida humana y aún, un producto necesario de ella, resulta que tanto el hombre y la cultura – llegan a conformar una entidad inseparable. (...)

He aquí entonces, la necesidad de puntualizar la estrecha relación existente entre el hombre y el medio ambiente dentro del que vive y desarrolla su cultura, lo que viene a constituir un área cultural, pues como anota el arqueólogo L.Guillermo Lumbreras, (...) “El comportamiento de las sociedades siempre tiene una parte de su explicación en el ambiente dentro del cual se desarrolla y del que obtiene sus productos naturales, modificando su paisaje y a la vez moldeando su cultura”(...) . Dicho ambiente constituye entonces un área cultural (...)

(...) que desde hace miles de años, tal vez algo más de 20,000, que los pueblos aymaras como resultado de su acción sobre su variado ambiente lograron dominarlo y cuidarlo conformando un tipo de sociedad, un patron de vida que sobre la base de la agricultura el pastoreo y mediante su permanente contacto e interacción, constituyeron formas culturales distintas y superiores a las de otros pueblos. (..). (José Morales serruto – El Desarrollo Cultural de los aymaras)

cultura e identidad aymara

Cultura e Identidad Aymara

(...) Si Aceptamos que la palabra cultura define, al conjunto de costumbres que dan origen a las instituciones éticas, morales, creencias religiosas, creaciones artísticas, ciencia, tecnología y sobre todo la comunicación a través del lenguaje, tendremos que advertir que la cultura aymara ha sido una de las más originales de América, poco estudiada y difundida, pero sin embargo pese a la gran campaña de erradicarla desde la época inca y el pasar de los siglos, hoy conservamos algunas nociones de la gran sabiduría que alacanzaron sobre astronomía, de las que se tienen vastos conocimientos matématicos y geométricos, conceptos sobre el origen y orden del cosmos, fragmentados pero varios testimonios sobre su arte desarrollado, perdurables nociones sobre agrícultura, artesanía, reglamentaciones sobre la vida social, aparte del idioma en la cual se encuentran condensados los fundamentos de esos conocimientos. Y estos por sí solos, demuestran una larga, paciente y esforzada conquista del suelo y de un desarrollo social que es la admiración del mundo desarrollado de este tiempo.(...) (José Morales serruto)

Estas especiales particularidades nos identifican culturalmente como aymaras a todos los habitantes de la zona circunlacustre de la Meseta del Altiplano, en la que se ubica el distrito de Ilave, lo que por la indiferencia de la educación oficial de nuestro país, ha sido arbitrariamente relegada y sepultada por el velo de la indiferencia, que pese haber tropezado con una serie de de dificultades y prohibiciones se ha transmitido de boca en boca a través de los siglos.

Costumbres en los Uros

COSTUMBRES

EL TRUEQUE

Es el intercambio de un producto por otro, los Uros llevan: charqui de pescado, la huatia de pescado y pejerrey denominado en aimara "WAJA" y pescado fresco a las ferias dominicales y fiestas patronales de las penínsulas de Chucuito y Capachica. También a las islas Amantani, Taquile y otros.

EL MATRIMONIO

Es una fiesta que se realiza generalmente en el mes de agosto, es la formalización de una pareja de novios, después haber realizado el "sirvinacuy", un periodo de convivencia.

Antes del matrimonio, los padres de ambas partes denominan a los padrinos, realizando una o varias visitas a ellos, con regalos como: panes, frutas, gaseosas, bebidas, etc. Una vez aceptado este cargo ratifican obsequiando un desollado de chancho; deben tener dos padrinos esenciales (Padrino mayor y padrino de aros), complementando a ellos también nombran otros padrinos como: Padrino de noche (T'aqa Payrinu), padrino de música, también se suplica a otros personajes responsables de: La despensa, la cocina y ayudantes. Haciéndose cargo ellos desde pocos días antes de la ceremonia del matrimonio, para la ceremonia se realiza las invitaciones, a todos los familiares de los novios y comunidad en general.

Generalmente la ceremonia se realiza en una de las iglesias de la ciudad, a donde los padrinos llevan a sus ahijados desde la casa al templo y donde esperan todos los invitados.

El sacerdote es el encargado del sermón y las recomendaciones, hasta que se concluye con la ceremonia, a la salida de los novios los invitados brindan sus felicitaciones, abrazos echando mixtura a los novios y padrinos. También es infaltable una banda de músicos. Los novios y participantes en la ceremonia, son invitados por el padrino mayor, para expresarles su cariño a sus ahijados, mediante panes, gaseosas y bebidas en su domicilio u otro lugar apropiado. Luego todos se retiran a la casa de los novios, en botes o lanchas de turismo contratado para los novios, padrinos e invitados.

La ramada (pequeña carpa de totora), preparado para este acontecimiento, es el lugar donde se ubican los novios y los padrinos. Acto seguido son los padres de los novios los que a manera de agradecimiento brindan obsequios a los padrinos, que consisten en: desollado de chancho, bizcochos, frutas y dos vinos. Entrada la tarde los invitados acompañan a los contrayentes bailando y bebiendo; ya en la noche los padres y familiares (de ambos) y los padrinos, expresan las recomendaciones para encaminar el hogar de los novios, lo hacen en su lengua materna (aimara), concluido ésta, es el tercer padrino (T'aqa Payrinu) el que se encarga de los novios, durante toda la noche debe permanecer bailando y acompañado por los invitados, y amenizado por una orquesta electrónica o equipo de sonido. Al día siguiente que es el día central de la fiesta (día de los padrinos), se reúnen desde temprano. Los padrinos arriban con los respectivos regalos y estos consisten en: ropero, cama, mesa, servicios, calaminas, redes, etc. Esto es muy variable, dependiendo del cariño de los padrinos. Una vez concluido los padrinos, ingresan los padres y familiares del novio portando los regalos: En dinero, ollas, frazadas y utensilios de cocina, seguidamente hacen lo mismo los padres y familiares de la novia, con regalos similares, finalmente todos los invitados también participan con sus regalos a los novios, la fiesta continua hasta altas horas de la noche con los novios, familiares y asistentes a la misma.

El último día, se reúnen los padres, padrinos y novios, pasado el medio día para contabilizar los regalos (ch'alla de regalos), donde se realiza el acuerdo para asistir a la iglesia pasado los 15 días después del matrimonio. Este día también el encargado de la despensa da cuenta de la atención realizada en los días de la fiesta.

LOS TECHAMIENTOS

Se realizan en cualquier época del año, la estructura de las viviendas es de madera, cubierta con totora, las paredes son de esteras de totora llamadas "SIXI" que son elaborados por los asistentes al techa miento (ayni, apoyo recíproco) y el techo con "Q' I SAN A".

Los dueños del techo retribuyen el apoyo invitando a los presentes platos típicos de la zona: Caldo de morón, estofado de choka, mote de habas y maíz, acompañado con oca sancochada. En la noche llegan otros familiares y personas (compadres, ahijados, padrinos), con los que se inicia un juego tradicional (phisqaña), donde todos participan, luego bailan y beben licores para contrarrestar el frío reinante, hasta casi el amanecer.

CORTE DE PELO

El niño nace con un patrimonio que es su cabellera. Esta costumbre se realiza en cualquier periodo del año, especialmente en situaciones circunstanciales como en fiestas, donde los futuros compadres entablan diálogos para concretizar este hecho. Llegado el momento o día del corte de pelo Los padres presentan al ahijado (a) a los padrinos para dar inicio al acto, se invita a los familiares y personas mas próximas. Primeramente inicia el corte el padrino, seguidamente los asistentes participan, el padrino entrega una pequeña porción de cabello y una tijera; el que interviene en el corte aporta dinero en efectivo o se compromete para entregar prendas de vestir o un animal posteriormente. Este hecho es motivo de alegría y socialización familiar.

Actualmente algunos pobladores nombran padrinos a turistas extranjeros, no es raro saber que niños uros tienen sus padrinos en Francia, Alemania, USA, Japón, etc.

FIESTA PATRONAL

Es la fiesta más importante del Centro Poblado turística de Uros Chulluni, se celebra el 25 de julio, en homenaje al santo Patrón "SAN SANTIAGO APÓSTOL", cuya capilla se halla en tierra firme (Chulluni). Esta fiesta fue declarada como una fiesta patronal en el año 1995, siendo alferados Roberto Lujan Lujano y su esposa Maria Lujano Coila como primer alferado; Vicente Quispe Coila y esposa Bárbara Suaña Balcona, como segundo alferado. Actualmente continúa realizándose esta fiesta con danzas de trajes de luces.

Los habitantes del CC.PP, son devotos voluntariamente para servir a este santo, ya sea como alferados, mayorazgos, altareros, alberos, qhaperos, y coheteros. Según los comentarios de las personas mayores que viven en la actualidad manifiestan que esta fiesta viene realizándose desde la década del 40, época en que pasaron la fuerte sequía aproximadamente de 8 años, en donde escasearon los alimentos, sólo consumían la chhuqa ch'iwa (quinua silvestre) y sip'i molido (raíz de totora), para la mazamorra.

En ese entonces los pobladores de los Uros participaban con su conjunto los "TAYTAS" como la danza autóctona y zampoñadas, a la invitación de otras comunidades, tales como Paucarcolla y Huatta.

Otras fiestas que se realizan durante el año:

1.- El 20 de enero, la fiesta de "San Sebastián", en Chulluni.

2.- El 27 de marzo, la fiesta"Santiago Killpi Kiilpini, en Kollana.

3.- En febrero, la fiesta de "Los Carnavales".

4,- La fiesta de las cruces, en Chulluni Vizcachuni y Capujra (mayo).

5.- El 2 de julio, la fiesta "San Pedro INRI", en la isla rio Wili.

6.- En agosto, la fiesta de la "VIRGEN DE COPACABANA", en

Chulluni.

7.- El 24 de septiembre, la virgen de "LAS MERCEDES", en Ccapi Cruz

Grande.

CREENCIAS

Antiguamente los Uros tenían muchas creencias, adoraban al "DIOS SOL" por ser fuente de vida para todos los seres, también rendían cuito a la "QUTA MAMA" (lago sagrado) ya que les brindaba la subsistencia, también a la "PACHA MAMA" (madre de toda la existencia). La mayoría profesan la religión católica y otra parte son: Adventistas, pentecostales, maranathas, testigos de Jehová, Mormones, etc. Actualmente tienen las siguientes creencias:

a.- Creencias de la existencia de hechiceros o brujos,

b.- Creencias de la existencia de adivinos (Yatiri).

c.- Creencias sobre el pago a la santa tierra.

d.- Creencia sobre la existencia de "LIK'ICHIRI" o "KHARISIRI" (Personas que extraen cebo humano).

VESTIMENTA

Antiguamente el poblador uro vivía en un estado semisalvaje, semidesnudo, por ello eran denominados, hombres que llamaban las granizadas "CHUCHI JAWSIRINAKA" estas granizadas echaban a perder las cosechas de las penínsulas de Chucuito y Capachica. Actualmente las personas mayores de 50-60 años tanto mujeres como hombres visten ropas de bayeta, de colores oscuros (negro, verde, azul oscuro, rojo oscuro); mientras que los jóvenes visten ropas sintéticas como en las ciudades y eligen colores claros: blanco, rosado, verde limón, celeste, fucsia, azul cielo, naranja, etc. Tanto las personas adultas como los niños no usan calzados, investigando concluimos, que es por la incomodidad que les causa, por el alto empeine que poseen y la carencia de concavidad en la planta de los pies (pies píanos), solamente usan los zapatos en ocasiones especiales como fiestas patronales, matrimonios y otros compromisos sociales.

Para revalorar la vestimenta típica de los uros, los docentes que laboramos en la Institución Educativa Primaria N° 70682 de UROS TORANI PATA, optamos por cambiar el uniforme único (gris), por el actual consistente en: Los niños, pantalón negro, camisa blanca, chaleco negro y hojotas; las niñas, pollera roja, chaqueta verde, blusa blanca, y hojotas, vestimenta que causa impacto a los turistas nacionales y extranjeros, de cuyo hecho hemos tenido muchas felicitaciones, lo que nos anima para continuar laborando con mayor dedicación, esmero y voluntad.

ALIMENTACION:

Antiguamente los uros se alimentaban solamente de peces, aves, huevos de aves y de la totora, por falta de terreno no podían cultivar otros productos; molían las raíces de totora y obtenían harina para cocinar mazamorra en años de sequía; tenían conocimiento para la conservación de los alimentos resecados con sal "CH'ARKI" de la carne de las aves como: choka y tiki, son muy preferidas, por su exquisito sabor, también resecaban peces como "Qarachi", pejerrey y boga (este último extinguido). Para el trueque hacían la "HUATIA" de pescado.

La alimentación actualmente es muy variada con productos de la región y otras, tales como: Arroz, fideos, sémola, morón, azúcar, leche, maíz, habas, papa, chuño, tunta, oca, olluco, caya, pollo, etc. Frutas: plátano, naranja, pepino, mandarina, uva entre otros.

Consumen la parte comestible de la totora tierna (chhullu), que contiene bastante yodo (para el bocio).

Se alimentan tres veces al día; desayuno, almuerzo y cena; es casi infaltable la carne de choka o tiki en la sopa, complementado con chuño y papas. Consumen muy poco las verduras.